"El del campo evidentemente es un problema sobredimensionado –dice–, que ha sido superado por otro asunto, y no es tan complicado de entender. Usted lo escucha a De Angeli y se da cuenta de que es uno de los mentores del pensamiento que hay detrás. Yo no veo mal que él defienda al campo, discrepo absoluta y terminantemente con él, pero no me parece mal. Ahora, que tengamos ocho o diez intervenciones por día de De Angeli me parece peligroso. Pero eso es la noticia.
El punto central es el viejo odio al peronismo. Esto no es más que un episodio cualquiera que desata una cuestión sustantiva que se adjetiva a lo largo de la historia de distinta manera; en este caso se adjetivó con este conflicto: ‘Estoy con el campo’ pone un taxista en la luneta trasera del auto. Uno se imagina que debe ser ingeniero agrónomo, pero no, y no está con el campo.
El cartel, en realidad dice: ‘Soy antiperonista’. Y peor todavía, hay muchos tipos que se suben al reclamo del campo para reclamarle al Gobierno otras cuestiones; el tipo que salió a cacerolear o el que escribió ‘volvé, Videla’ estaban esperando que alguna especie de estallido viniera a justificar su manera de sentir. Nadie opina con inteligencia, y muchas veces la inteligencia, antes que nada atenúa el encono."
(Alejandro Dolina, en Crítica Digital)
miércoles, 11 de junio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario